jueves, 19 de junio de 2008

LA INTENSIDAD DE LO CONCISO

LO QUE CALLO

Si hablase ...

como poder callar
las palabras que no dije,

brotan mudas y desvalidas
en el gélido recuerdo.

Busco solo ...

lo que mi mano
calla.


EL RINCÓN DE LA PALABRA

Al borde de la página,

zozobran
palabras,

lúcida turbiedad.

Extraña seducción
sobre la textura del papel.

Rincón del alma ingrávida ...

¿Acaso protegen
del desolado límite?


INVENTARIO

Si pudiera dormir
dentro
del sueño.

Mi inventario
de esperanzas ...

no se c
a
e
r
í
a ...
en la indigencia
del poema.



SER

Ser ...
tan solo,

el afilado brillo
cristalino.

El candente tajo
rasgando
el instante.


VIVIR

Vivir ...
es deambular
entre los pies desnudos del viento.

Desvestir ..
del vaho del sueño,

este envoltorio
terco
de ceniza.


VANA ESPERANZA

Vana esperanza ...
incestuosa,

que alambra
fría como el acero
engamuzados sueños.

Que cansancio ser ...

un armario lleno
de lágrimas hervidas.


CUANDO EL SILENCIO DUELE

El tiempo ...
ni murmura,

ni despierta al silencio,

cuando el silencio duele ...

de párpados adentro.


EL LENGUAJE

Mi enemigo más grato,
constante lucha interna,

adicción que supura
palabras
que en mis labios queman,

lloran
tan dentro,

a veces ...

llagadas en la sombra
envueltas en sudarios habitados.

Me sorprendo amando
lo que tantas veces

t e.
me d s r y
e u



EXILIO


Cómo doblegar en el sendero
tanta multitud de sombras.

La funeral abulia
mordida por el frío.

Esa guadaña del vagar culpable
sesgando cada pliegue del alma.

A veces
amo,

la afilada hoja
que me hiere ...

en este largo exilio desmedido.


NO MÁS TROMPETAS

No quiero escuchar más historias,

tengo un oído encharcado
y el otro lleno de alambradas,

en el estómago un nudo virulento
que me hace mala digestión
de esta pesadez de vida.

No mas trompetas,
por favor,

dejadme respirar ...

Me consta que he de vivir

este tiempo hasta el f l.
i a
n



FRAGILIDAD

Y sé,

que a veces el silencio
se convierte
en un grito en el alma.

Allí ...

donde la fragilidad
meció su cuna.



SORDO SILENCIO



La nada impalpable
donde habitas,

ausencia sonámbula del recuerdo.

Solo,

sobre la sombra
que tu huella dejó
sobre mi almohada.

Es tan sordo el silencio

cuando callas ...



LA ETERNIDAD


Mi cielo ...

se caía entre tus brazos
con la fragilidad de los sueños.

Sentí la eternidad,

rozarme

levemente ...



SI ALGÚN DÍA


Rompe mi manantial
de oscuro curso pasajero.

Si algún día
me haces brotar la luz,

no necesitaras abrir los ojos.



ESTANCAMIENTO


Silencio,

lágrima suspendida
en el abandono.

Sueños baldíos desatados,

pálidas defensas
sobreviviendo a lo perdido.

Infecto rellano
donde el tiempo se diluye
inmisericorde.



FUEGO FATUO

Hacemos causa manifiesta
contra nosotros mismos,

prestamos astillas al fuego
que por dentro nos consume.

La llama persevera ...

y nos conduce embriagadamente
en una combustión ...

apenas sostenible.



PERDIDO EN LO OSCURO


Se me llena
de inquietud
esta mudez,

de hastío
este silencio.

El duro mutismo
que me escucha
entre la arruga del frío.

Solo soy,

una palabra
perdida en lo oscuro.

Un hiriente
y gris silabario.



UN CLARO EN EL TIEMPO


Volveré
sobre mis raíces,

desandando el hostil laberinto,

entre los latidos del viento,

sin fustigarme
en mis propias lágrimas,

para encontrar un claro verdecido
entre la hojarasca del tiempo.



ALIENTO

El poco aliento
que me queda,

solo es ...

un okupa,

una terca
y desolada
esperanza ...

buscando
en lo incierto.



EL VERSO

Morder,

la carne al verso,

hasta que solo quede el hueso ...

pulirlo,

afilarlo,

que atraviese las venas del papel
y su savia brote,

en un profundo mar de tinta.



DE LA PLUMA


De la pluma,

nace
la morosa palabra que nos descifra,

hilo frágil de tinta.

De su trazo,

surge
el desabrido refugio
donde el alma despojada late,

de la palabra desnuda,
limpia,
sin envoltura,

su silenciada

claridad.




LA CERTEZA DEL TIEMPO


Se agolpan
los momentos vividos
en este silencio suicida,

imágenes
podadas del recuerdo,

yaciendo en limbos de penumbra.



No quiero volar prestado
sobre la pérdida
de la ingenua inocencia,

el tiempo no devolverá
lo que nos arrebata ...

la certeza en la caída.



INSTANTE HERIDO


La ceguera
con que se presiente,

el brillo del filo helado,

resplandeciendo en su tajo
la fisura sin tregua

del instante herido.




LÁGRIMAS


Caen lágrimas
manchadas
de soledad.

Y caen.

Caen,

sobre el azul
sin peldaños.

Y no saben,

que una vez en el aire,
suspendidas ...

han de estrellarse.



SOLO


Solo,

doliente cercanía,

deslumbrante abandono.

Gravito
pendulante,

vacío.


Allí ...

dando cobijo a un sueño,

un punto de apoyo,

para no caerme
por el borde de la herida.

Solo,

mis palabras
estallando
en pedazos
de silencio.

Solo.



CUANDO NADA QUEDA


Me sobra el aire
cuando late,

cuando siento la póstuma caricia de un sueño,

cuando ya nada queda en mi mirada.

Solo,

solo en la noche ...

la luna ilumina
con su lencería negra,

este silencio ensordecedor.



MIEDO A SABER MENDIGAR


Ella revolotea en el jardín
de mis sueños,

ella no puede comprender,

estos convulsionados sentimientos
prendidos de la solapa de mi corazón.

Tengo miedo ...

un desnudo miedo,

a saber mendigar

lo que no existe.




AÚN VIVO


Sé ...

que aún vivo
porque me nombras,

en esos instantes
sin limites.




SOY


Soy,

lo que apenas me dejas ser,

llovizna
lamiendo tus huellas,

el aire que arrastra tus aromas,

esa lágrima de edad perdida,

humedeciendo tu piel,

ese silencio,


que vino de lejos ...




NO DESPERTARÉ ESE SUEÑO


No quiero
desvelar
ese sueño,

donde me cobijo
bajo su sedosa piel.

Dormiras ...

en esa poesía
que mis dedos destrenza,

para siempre ...



POR ESO CALLAS


Te imagino
en ese guiño de promesas,

en ese silencio que nace
cuando las cigarras cantan
en la noche húmeda y temblorosa ...

por eso callas ...

para no despertar mi sueño.




VESTIRME DE TI


Hace tiempo que mi corazón
carece de víveres ...

déjame al menos dormir bajo tus párpados
entre tus hectáreas de fantasía.

Así ...
sentir tus silencios,

y llenarme de tu desnudez

para vestirme por dentro.




UN RUEGO


Por favor ...

no esperes a que muera
para guardarme un minuto de silencio.

Damelo ahora ...

cuando más lo necesito.




EL SILENCIO DE TU CUERPO


Agradezco infinitamente
el calor de tu cuerpo,

( esa sensación tan indispensable, )


pero lo que más me sorprende ...

es el silencio,

con que tu cuerpo
se acomoda al mío.




NADA PUEDES HACER POR MÍ



La distancia que me separa de mí,

de ese extranjero que esta por llegar,

su silencio entumecido ...

sin saber muy bien que esperar,

donde estar,

a donde ir,

nada puedes hacer mí ...


sostengo el peso de mi mismo
con tal cantidad de palabras,

que entre cada blanco intervalo ...

se ahoga mi voz.




EPILOGO


No tengo el valor de leerme
donde tanto dolor me escribe,

estoy en esas palabras,

cada vez más pesadas
según voy envejeciendo.


Cuando mi última palabra
se vierta sobre la blancura de la página,

el libro se cerrará

inexorablemente.





SI PUDIESE AÑADIR


Si pudiese añadir,

eso ...

que tantos días me sobró,

con los brazos llenos de esperanza
intentaría salvarme ...

de ese alguien
que me llora

tan dentro.




BARCO DE PAPEL a los niños sin pan


Cosido al corazón de las gaviotas
un barco de papel herido
tirita como un niño perdido,

bordando los retales del sueño
donde trinan los dormidos,

izando remiendos
zarpan ...
barcos de papel.

( Con los ojos perdidos
frente al mar,
soñaban los niños
barcos de papel ... )




INTROVERSIÓN


Escuchar
la voz velada,

callada
de tanto aullar.

Muerta en el silencio inodoro
de un poema sin huella.

Su rostro
se cae en el olvido,

no hay llaves para lo caído,
ni pañuelos
para secar estrellas.



EL SUEÑO


Te sueño
para llevarme al corazón,
el primer acorde
de un beso fugado.

Cerraba los ojos para verte,

y cuando tu dulce imagen
naufragaba,

en la retina de mis ojos,

el despertador sonaba ...

se abrían,

para perderte.




TAN SOLO TÚ


Tu mirada
ametralló mi cielo
y me dejó,

huérfano de estrellas,

tan solo tú ...

vigilante de tus besos soy,

escondido
entre las lomas del sueño.




MIS POEMAS


Mis mejores poemas,

son los que quedan aún por escribir,

los más íntimos,

son ...

los que viviré contigo.




EL INQUILINO


Las palabras que no me brotan,

las que me merezco
petrificadas por el miedo,

por este inquilino harapiento
que me hace la cama

y me viola.





TÚ, LA AUSENTE


Tú,
la ausente,

la imagen que esquivó,

a mi ojos.


Se hace visible en el recuerdo,

... esa mercenaria gratitud.




CERRAR LOS OJOS


Hace bastantes años
cerrar los ojos,

era un tiempo perdido,

ahora los cierro
para vivirlo.




SOLLOZO


Los días gotean lentos
sobre la porosa piel,

formando
un charco de silencio.

Me pueblan recuerdos
de tantas imágenes

suspendidas ...
en los ramajes del tiempo.

Me poda un viento malherido
estrechando entre sus brazos
mi sollozo ...

¿ Me entenderías
si las llamase lágrimas?




ESE MOMENTO


Dar las manos a la luz de un fulgor,

quemar la tibieza del instante
y con el humo de su siembra
cosechar
el esplendor de ese momento,

el callado clamor
que enloquece mi sangre.




MENDIGO DE TI


Transito en soledad
tu primaveral sendero,

admirando la serena calma
de tu paisaje,

entreteniéndome en tu espléndida desnudez,

penitente acudo al nido de tu abrazo,
donde me despeño
mendigo de tus caricias.




CIERRA LOS OJOS


Manos frías,
sin oxigeno,

como hojas secas
arropando ...

estos fragmentos esparcidos
de desesperanza.

Arrugas del corazón alambrado,
fatigado
de tantos ancianos latidos.

¿Quizá mi sueño viva bajo tus párpados?

desnudo en la luz.


Cierra los ojos.



EL CAMINO


Soy un ápice de la gran herida universal
ocupando una forma huesuda,

camino

sabiendo que no llegaré a ninguna parte.


Mi mano
escribirá en la nada,

la inútil relación
de este viaje sin sentido.



EL VIAJE DEFINITIVO


Allí,

frontera afilada
reduciendo los limites,

en un silencio de luto.

Emergente ...

desnaciendose,

entre los duros contornos
de un trance sin retorno.

























RUMOR DE AUSENCIA

Poema 1

Atrás quedan los venenosos pétalos
de una flor de cuyo abrazo huido
temblaba las solapas de mi vida
Atrás, esa lluvia de noches insomnes
ese frío invierno azotándome
las venas gastadas por penumbras.
Atrás queda la herida sin ternura de su acento
las vanas palabras pronunciadas
el glaciar de indiferencia de sus besos
Atrás, todo queda atrás
menos tú,
que has llegado con la inocente lluvia,
con el aroma ausente de proscritas auroras,
sobre tus sendas
voy sembrando un latido,
aunque mis días anden demacrados de pensarte
aún queda un esplendor en mis manos confusas
y nuevos amaneceres donde inventarnos.


Poema 2

Hay un nido de desencanto
que humedece tu corazón,
con gotas de abandono
con espuma en sus orillas
te ha hincado el diente
y ha echado raíces
alrededor de tu voluntad,
en esta encrucijada de cenizas
donde tus desilusiones albergas
rompe con el canto del gallo
esta rueda loca que te atenaza
que tu dulce voz dibuje palabras en el aire
y que con un soplo de mi ternura
derrumbes los castillos deshabitados
donde amontonas tus recuerdos.


Poema 3

Cómo devolver a tu vida
la luz que le falta a tus mañanas
el asombro del mar lamiendo tu cuerpo
los silencios del mirlo en tu corazón
el tiempo de una noche inagotable
déjame ser la mirada de tu jardín abandonado
que mis ráfagas de lluvia
rieguen tu eternidad desértica
y posar en tus labios la tibieza del sol
los susurros encendidos de la luna
abrasarnos eternos
y no ser ni tan siquiera tiempo.

Poema 4

El tiempo ni se detiene, ni descansa
ni tan siquiera atrás mira
vivir el día
como si siempre fuese el último
como una continua despedida,
nunca a la espera, aletargado
los días pasan y la esperanza se desvanece
entre latidos sordos,
palabras rotas
y tantas promesas y desconfianzas
malgastando lo más importante
el tiempo, en tercos ensueños,
esos días que no vuelven
ese desencanto en el que deambulas
y que te hace estéril

abandonándote en la noche de recuerdos
y en la ausencia de luz.

Poema 5

Que fueron de aquellos días
en el que alegremente jugábamos con las estrellas
en universos revueltos de sabanas
con el aire envuelto en jazmines
y tibios cuerpos desnudos,
un bulto juvenil surgía de la penumbra
subía sin ropas a tu lecho
penetraba en tu agreste primavera
y rescataba de tu carne la densidad del tiempo
cruzando el umbral de tu noche
entre tus perfumes hipnóticos.


¡Qué fueron de aquellos días!



Poema 6

Sales de ti, la noche te golpea,
llega el remordimiento
como única moral de un ser que apenas vive.
Inhóspito es el mundo,
la casa en que te aíslas
el cuerpo dócil donde habita tu vida.


Te haces daño y no hay ser a quien ofendas
mas allá de ti mismo
y eres el testimonio de una inútil verdad
la virtud no descansa en mantos estrellados
ni blancas sabanas de algodón,


¿qué nos hace creernos menos miserables
que los demás?


Hoy vivo esta carencia, en mi interior
y apuro del engaño algún rescate
que me permita mirar aún el mundo
con amor necesario, con esta mirada limpia
y así saberme digno del sueño de la vida,
que más puedo pedir
sino es una compañera para mis desolados días.


Poema 7

Mas allá de ti, de tus recuerdos
está la sombra
y detrás de la sombra
no hay ni luz ni sombra,
ni sonidos, ni silencio
llámalo lo que quieras
o no le llames nada
por que detrás de la nada y el olvido
no hay nadie.

El día que faltes tú, se murió la poesía
las palabras no tendrán significado
y mi corazón quedara empapelado
en el tibio recuerdo de tu ausencia.


(Para Samsara con cariño)

Poema 8

¿Cuál es mi esperanza?
vivir aun a zancadillas
amar, mientras el corazón late
amar el sueño roto de la vida
con sus enfangadas desilusiones
y sus rastros de sufrimiento,


en tantos inciertos días que me restan,


veo salir la luz todos los días
gastarme los ojos sin misericordia
los frágiles testimonios pasados
y los recuerdos marchitarse en el tiempo.


¿Cuál es mi esperanza?


Alzar la copa hasta el borde
llena de sombras y ceniza
y brindar con la nada.


Quiero beber tu veneno
de tus frescos labios
y morirme entre tus brazos
porque, tú mujer, eres la vida
la esperanza que le queda a mi esperanza.


Poema 9

Retiraste mi pluma de tu vida
y me has dañado la inspiración,
ahora aúllan los lobos en los bosques
y la luna concierta una reunión de plenilunio y agonía,


¿dónde estás musa de mis desvelos?


Esta sed que tanto duele
este hambre cruel de realidad
aúllo sordamente
y miro como se apagan las estrellas,
la cueva del recuerdo es muy oscura
y es fría como el hielo
el humo penetró con gran daño
donde mora una sombra ardiente,
la vida muerde aún
mientras la luz viene
para apagarte su dolor
y un aire sano llega para deshacer el humo
que habita en tu corazón,
respíralo.


Poema 10

En soledad he escrito amargas palabras
ardientes tristezas,
hundirlas en esta oscuridad delirante,
las rotas alas de la soledad
caen sobre mi basto campo de cenizas,
huelo a carroña humana
mi luz se ha vuelto negra
mi carne solo es polvo
he llorado la perdida del mundo
y he sentido en mis hombros
el peso de la oscuridad,
vuelve la pesadumbre de mis ojos
nadie puede ayudarme
si de ti no brota la ternura
la transparencia de la noche
el tocar con tus labios la luz
y besarme luminosamente el alma.


Poema 11

Salí a mi terraza
para sentir la brisa de la noche;
para ser el que siempre fui.


Vi alejadas las brillantes estrellas,
no pude olvidar mis días recientes,
la penumbra en que late mi corazón
y tus palabras acariciándome los oídos;
la emoción de tu rostro
reflejado en el firmamento,
el naufragio de un hombre desolado,
el espectro doliente de una pasión rota,
sobre tu frente salpica el declinar de mi vida.


Salgo a mi terraza
un frío súbito hiela mi corazón
con los labios toco el aire mortecino
oigo los gritos fatigados de la calle
y la altura me estremece,
el tiempo pasa y nada retorna
el dolor y la alegría se confunden en la memoria
después en el olvido son cegadas
y al dolor agradeces
que se desborde de tu frágil pecho
la firme aceptación de la existencia,


aún vivo...


Poema 12

No arañes con las manos el olvido
ni con dientes codiciosos desgarres los recuerdos
desprende la humillación del llanto,
la impotente memoria que no te obedece
y abre los ojos a la realidad latente
aunque sea con moribundo impulso
pero despierta de ese letargo asumido,
intenta transitar libre de carga
por paisajes hermosos de luz
encontrando floridas ramas
tras los ojos cristalinos de una mirada
y el reflejo tibio de un latido
entre el agua cristalina de tus lágrimas.

Poema 13

El tiempo detenido alrededor
las horas callan austeras
pasan los días como frescos racimos.


¿Y quién lleva las riendas?
¿De quién es ese latido perdido?,
¡Qué grande es el poso del desamor!


Vacíos los bolsillos.


Las ilusiones se van por las alcantarillas,
se amontonan en rincones.
Salpican las miserias
sobre esta vida tan esperpéntica
en la que tenemos que pagar peajes abusivos

por un existir acolchado,
sin atreverse a pasar página.


Vivimos diariamente
gastamos todo el tiempo,
inhalamos hasta el consuelo,
¿Y qué nos queda?
Estúpidas transparencias
aburridas palabras sin sentido,
y yo sigo sin encontrarme
¿dónde estará esa mujer donde reflejarme?


No dudaría, mujer
si en ti, me sintiese
por que no soy nada
apenas una mota de polvo al lado de tu firmamento
apenas un estúpido amasijo de huesos
gastados de tantas inclemencias asumidas.


Poema 14

Quisiera hallar mis cenizas
cubiertas de pétalos sonrosados,
resistiendo la lúgubre noche
en la que anclada esta mi sinrazón,
la removida luz entre mis árboles
ya convertida en tinieblas
hace temblar mi cuerpo
bajo este plomizo y enfermizo cielo
en el que van quedando desdibujados rastros
de tantos tercos temores a los que temo.


He bañado mis sentimientos en los rayos de sol
para ofrecerme desnudo con ellos,
evocando el pretérito
en este presente cargado de anhelos,
nazco sinceramente en la conciencia
huyendo del banal lamento
que solo si hace algo
es deletrear fracasos
que desnudan un puñado de gemidos.


No estoy solo, cuando sigo
cuando me obstino
cuando no me rindo.


Poesía 15

Estoy cansado, cansado
de mis intricados recovecos
de perderme en mi mismo
tratando de encontrarme
y sin hallarme, a ese desconocido
que todos creen conocer,
el mismo que se mira al espejo
se tira las orejas y se cuenta los dientes.


Descansaré cuando pueda,
cuando tú me hagas ser yo,
sino, seré siempre mañana,
descansaré en tu tierna mirada
cuando cese mi búsqueda,
entonces el cielo llorará
y sus lágrimas derretirán
el tiempo que nos queda de vivir
y mi corazón volará henchido
lejos de mi, sin esperarme
una frágil tarde de verano.


Poema 16

Dispondré mis latidos
en el remanso de tu piel anhelante
de la jugosa fruta
que quiere que mi sed sacie
que acoja mi travieso incendio
entre la gracia de una caricia
que busca la dulzura de un rostro
lleno de mariposas blancas
suspirando por la luz
de un escueto beso sobrante,


me abalanzo al fluir calido de su corriente
precipitadamente a su abismo
y solo encuentro vanas esperanzas
que se disipan según las dices
como un eco entre montañas agrestes,
mi cielo se vertió en tu corazón
pero tu corazón está varado
encallado en tus arrecifes de coral
entre los ramajes de recuerdos
de tantos desencantos y desilusiones.



Poema 17

Durante mucho tiempo
armé barricadas en torno mío
levanté murallas inexpugnables
miré al cielo y me sentí seguro,
me acomodé tras las defensas
me hospedé en un sueño soporífero,


al final me desperté huérfano
sepultado entre mis propias contradicciones,


¿quién iba a pensar que todo se vendría abajo
con un leve soplo tuyo?
¿De qué sirve armar futuros?


Si solo somos marionetas
en la cuerda de esta vida loca.

Aparta de mí esa copa amarga.

Trataré de ser yo mismo
en este sendero inhabitable
en el que tristemente me recorro,
sin oír el ruego pronunciado
de este plomizo cielo ennegrecido.


Pero no me pidas que siga siendo el mismo
ni te empeñes en creer que serás la misma
bajo estos dos metros de oscura tierra.

Poema 18

He visto el cielo gris
bajo místicos horrores, manchado,
iluminando grandes coágulos rojos
tiñendo rutilantes delirios
de arcos iris tensados,
rompiendo en destellos multicolores
como una muchedumbre de palomas
bajo el marino horizonte de tantas amarguras.


Alguna vez el mar
cuyo sollozo me balancea dulcemente,
alza hasta mi
restos de tantos desengaños,
ese amor que se hace espuma,
esos vientos que por instantes me hablaron
por instantes me hacen zozobrar.


En estas noches sin fondo
duermo en el exilio
desterrado de la exquisita confitura de tus labios
de las frágiles ataduras de tus caricias
de esos silencios perfumados de ausencias
donde duermen un enjambre de sueños
llenos de rojizas tormentas
y un deseo de llorar, renace y muere.


Poema 19

Sediento sin cesar de esplendores y calmas
gimiendo tiernamente tras las caricias
de unas extrañas manos,
mujer que el barro divinizaste
que el alma del hombre iluminas
de esta prisión terrestre haces bello el día


¡creo en ti ¡


tu vendrás a saciar esta sed de amor
con tu inmensa lira me harás vibrar
con los temblores mismos de un infinito beso
tú vendrás a redimirme,
suspiras sobre el ancho universo
sobre la sonrisa infinita de tu amor,
no sucumbiré bajo ningún manto
ni estrechas quimeras
aunque la duda me castigue
y con su ala de triste pájaro me golpeé
y el horizonte huya en su eterna huída


aún queda cielo abierto.


Poema 20

Me voy sumergiendo en la noche
como el vuelo circular del águila
sobre una esperanza revoloteando
perdiendo plumas y bagaje
limando asperezas del fondo
de estas monotonías mordaces
que como escamas brillan
sobre mi cuerpo de agua,


vendré, no sé cuándo ni cómo
con mis cabellos de algas
arrastrando mareas, marejadas
sobre mis hombros pingando,


arrastrando mis entrañas
sobre las oscuras riveras
de ese estúpido animal que soy,
que aún cree jugar en el tiempo
con imaginarios lenguajes arcaicos
con vocabularios terrenos, palabras
que como enredaderas echan pesadas raíces
en mi cuerpo mudo, marchito
y la tierra cubriéndome los ojos.


Mis labios engendraran despertares
en los umbrales del amanecer.

Poema 21

Cuando veo mi cuerpo, así, tan caído
por los tenebrosos rincones
de un corazón a punto de marchitarse,
cuando lo veo vagabundear
alimentarse de las sobras
del poco calor que despides,


en ti me miro,


no te veo reflejada en espejos
ni en el agua cristalina de mis ojos
y solo soy el más puro perfil de una sombra
que se va deshaciendo en leves jirones, tristes.


Cuando veo mi cuerpo
su tenue llama
apenas palpitante
a punto de extinguirse, lentamente...


Al pie de sus cenizas
depositaré un ramo húmedo
de lluvias y tristezas.



Poema 22

Desnudo siego la hierba bajo tus pies
deposito el ramo húmedo
que me diste de tus lágrimas,
desbrozo los hierbajos
de tu corazón naufrago
que en pequeños hilos trenzados
de llantos hilados por peludas arañas
te envuelven de niebla y escarcha,


entraré al fondo de tu oscuridad
ebrio de claridad,
buscaré en la deriva de tus amaneceres
fragmentos de mí mismo naufragados,
empapado de ti
en la tibia luz de tu sueño.


Siento que puedes convocarme
vibrar mi cuerpo herido
incendiarlo entre tus manos ciegas,
pero no sentirás mi limite
ni el agua que de ti mana
aplacará mi terrible sed,
por que soy un pobre miserable
mendigo de nada
lleno de terrible ternura,
roto, resquebrajado,


pero nunca vencido.

Poema 23

Como una margarita deshojándose en tus manos
mis ilusiones se van desgajando
cayendo una a una
en este saco mísero de la vida,
mi piel tiembla, se deshace,
en los vertederos de esta realidad latente,
desnudo, apenas nada me queda,
la soledad de mi alma, aúlla
en estas noches vacías de sentimientos,
no hay unas manos tiernas
enraizándose a mi alrededor
mi felicidad ha derramado su última gota
y no haces nada para recargarme
ni tan siquiera una lágrima me recoges
de estos mares de tristezas
donde me derramo íntegro
y vierto mi último suspiro,


-- mi última esperanza. --

SILENCIO DE BARRO

I

Mis sueños andan en crisis.


No encuentran una salida tangible,
van por caminos hacia ninguna parte;
se agotan en sí mismos, se ahogan,
buscan a tientas, a ciegas,
confundiendo los ecos con las voces,
la gracia natural del mundo
con las alegorías y las apariencias
confundidos y perdidos. Andan
envueltos entre la niebla cotidiana del día
en larguísimos corredores vacíos
enturbiados con neblinosos silencios
se van desvaneciendo moribundos de hambre
insatisfechos y solitarios,


tristemente parpadean y caen
en los firmamentos baldíos de nuestro corazón
dejándonos huérfanos y vacíos
a pocos metros de nosotros mismos.




II

Soy ese hombre sencillo
ese tránsfuga de sentimientos baldíos
inequívocamente apesadumbrado
que camina tercamente a la deriva,
desgajando anhelos
entre las resacas de tantas contradicciones.


Soy ese hombre menospreciado
que descarna voraces palabras
sobre vuestros muros inhumanos
donde cercáis vuestras incomodidades
sin reparar en daños ajenos.


Soy ese hombre sin rostro
que va sembrando el olvido
tras sus pasos marchitos
derramando dolorosos silencios
bajo esta lluvia ácida.


Quizá haya comprendido
que todo el mundo pueda caber
en el viejo resplandor de un ocaso
y que tras los cristales, arrimado,
lejos de la profunda selva humana
alcance a maldecir
la espesura trágica del tiempo
y de esta vida.

III




Te acercas en caballos cansados
con ríos secos de caudal,
apenas un hilo de luz
asomando entre tus ingles
largando amarras hacia dentro del tiempo.


Ya llegas con redobles de niebla
con largos lienzos húmedos
con hilos desmadejados de miserias,
los espejos empañados de sueños
vierten sus ecos entre sábanas
y tu cuerpo bello envuelto en oro
desciende al oscuro fondo de tu luz.


¿Acaso sabes cómo soy,
de qué materia estoy hecho?


¿Qué siento?


Si me miras, en la orilla oscura
borrada de mis costas
con esos ojos llenos de engreimiento
y yo crezco hacia dentro.



IV



Soy esa palabra prisionera
que nunca comprendió su significado,
la voz que ha olvidado
que del llanto, solo queda
una lluviosa nostalgia de sombras.


Soy el ocaso, vencido
que recoge mi pobreza elemental
entre las cenizas esparcidas de mi ser,
la huella herida del poema
su geometría de sombras,
la métrica donde callan sus gritos
los amargos ecos del alma.


Soy ese poeta estéril, que en sus labios
esparce semillas que nunca germinan,
que en sus heridas rezuma la infección del olvido,
acosado aún por el rugido del mundo,
hago propio el dolor de los demás,
la pobre estupidez de estos poemas
concebidos desde este amargo silencio
que sabe que voy languideciendo
sin otra herencia, que estos recuerdo engastados


en tantas sombras que sueñan,
un sueño de lluvia y misericordia.


V

Desde aquí dentro
en la impavidez de esta altura de vértigo,
yo, camino solo,
huyendo hacia no sé dónde,
sufriendo el destino en mi corazón,
soy un frágil murmullo en tus labios
una huella extraviada.


Me aprisionan tantos recuerdos
tantos días felices oxidados en la noche
quisiera pervertir mi memoria
esos susurros que me llegan,
el frío, intenta anidarme
adormecerme,
sabe cuánto dolor desprendo
en este triste desamparo.


Mis labios encuentran el húmedo amargor
y sé que mis días nunca abarcaran el desastre
heredé la ruinosa profundidad del silencio
ese mar de dudas vertiéndose en mi soledad
y sabré por qué la esperanza
se ha disuelto entre tanta nostalgia inútil
y sabré por qué la ilusión
vendrá sigilosa y desnuda
a las orillas de mi sueño.

VI



Cuántas veces ateridos nos tendemos
sobre alfombrados sueños de supervivencia,
desnudos, en los prostíbulos del alma
aguardando la feroz entrada de la realidad.


Sentimos palpitar los latidos
en la soledad de la existencia,
miramos de reojo los fantasmas
que intentamos atrapar en nuestras redes
y solo son sueños maquillados,
fervientes deseos insatisfechos
que hacen esta vida loca, banal.


VII

Me iré,


donde las cumbres acarician el cielo
y se pierden los ecos en laberínticas oquedades,
donde los riachuelos agrestes y saltarines
murmuren palabras de aliento,
tendiéndolas, a la vera de mis oídos,
donde el viento me traiga
la tierna caricia de un beso,
donde el bosque crece sin ruido
en el reverdecer eterno,
donde el hombre no deje su huella.


Me iré,
dejo la tristeza y la nostalgia, aparcada
en los corredores infinitos del pasado,
dejo un baúl repleto de recuerdos,


lavaré mi cara y mi alma
en el agua tibia de mi última lágrima,
y no, no miraré atrás.

VIII

Estoy desnudo en este exilio de palabras
donde me vierto en fragilísimos versos,
mi vida se va en un confuso torrente
no logro acallar los gritos que me desbordan
ni contener la huella herida de este poema,
los días me van devorando
la amargura brota de mis labios
como un incendio, arrasa mis cosechas, mis sueños.


Tengo el alma apesadumbrada y triste
y la garganta me duele
al tragar tantas lágrimas.


Soy una vaga sombra, desterrada
que aún late en una caricia.


Soy un trozo de carne devorado por el silencio
la desnudez marcada por la ruina
la sorda violencia del hambre,
la aspereza de esta vasta pesadilla
y clamo con mis manos inútiles
con mis palabras desheredadas, hirientes
a vuestras almas agrietadas, disecadas
al miedo resignado de vuestros rostros
y lloro sobre vuestros labios
ya para siempre sin respuesta.




IX

Siento tanto esa oscuridad
ese reverso oscuro del infinito
que la locura me sobrevive, enquistada,
los días se van deshojando uno a uno
bajo mis pies caen, retorciéndose,
muriéndose en esta angustiosa soledad,
sufriendo el holocausto del silencio.


Nunca valdré más que un grito
enterrado en la oscuridad de la noche
desdibujado y condenado a este papel
en el que me plasmo lleno de olvido
y no es la pócima del mundo
que va dejando sus posos miserables sobre mis ojos
más bien son los restos de este solitario cadáver
que vaga por desiertos en burdas constelaciones
extraviado en su sombra sinuosa,
que por sus labios resbala
un hilillo envenenado de tinieblas
de recuerdos cansados y hirientes
que enturbian el discurrir de las lágrimas.


Siento la muerte como algo propio
porque lo que más amo es la vida,
aún queda algo de esperanza
bajo este cuerpo salvajemente pisoteado.


X

Soy ese cuerpo que le cuesta sentirse
víctima del olvido más absoluto,
esa ternura mancillada que se quebró
en unas ásperas manos insensibles,
ese grito que contiene todo el pavor
que nos mide con enfebrecido escalofrío
los limites y la dimensión de la carne,
ese cuerpo donde la sangre se desvanece
y se pierde, en un clamor de tempestades,
que hieren su inabarcable silencio
con el sucio drama de esta vida anodina.


Soy ese cuerpo moribundo de hambre
atrapado en su sombra inquietante
que ve que sus ojos se empeñan
en mortificarse con esparcidas imágenes
de una realidad hiriente y violenta.


Soy ese cuerpo consumido
en una desesperada ternura
abrumado por voraces sueños
que se pierden miserablemente entre la niebla,


me asomo a mí mismo
y siento en la lejanía inquebrantable
la distancia del vértigo más voraz
recorrer mis ruinosos despojos
y sé que mis palabras
se despertarán cubiertas de musgo
y clamarán su locura al vacío
mientras cae la lluvia y mueren,
desnudas, todas las pasiones.


XI

Aquí estoy, perdido
en este cementerio de recuerdos,
abrazado al vacío
en la más remota ignorancia,
sintiendo esos versos extraviados
que locamente persigo en mí,
que saben el precio de la sangre
pero que nunca reconocieron la verdadera ruina
de lo que el amor significa,
reconocer la verdadera llaga,
el silencio turbulento que acosa a cada palabra
y rendirse oscuramente a la fatalidad del desengaño.


Basta el silencio para comprender
cuánta sangre se vierte en cada lágrima.


Nómada soy, en este desierto cruel
de desolación y fatigada soledad.


Tarde, comprendí la decrepitud
de tantas horas a la espera,
nada me cuesta reconocerme entre tinieblas
y recordar qué fantasmas me tendieron la mano
mientras vosotros me maltratáis y pisoteáis.


Nadie más que yo comprende el dolor
que yace en mis penumbras sinuosas
entre telarañas enmarcadas de engaños.


Bastaría deslizarme por mis residuos
entre la sangre arrebatada a un grito imposible
para saber qué destierro es éste
en el que voy desangrando esperanzas.


Bastaría el reflejo de una tierna mirada
para inundar la extensión de mi noche,...de luz.


Bastaría que tus manos se unan a las mías
cerrar los ojos
y comenzar a soñar.


XII

Salvajemente me acoso sin poder evitarlo
hago jirones de mi piel, resignadamente
y las sombras confluyen en mí
como si mi alma estuviese hambrienta de ocasos
inexplicablemente entregada a la rapiña de mis palabras
dejándome desamparado en los bordes
que corroen con ansiedad mi corazón
con sediciosa y malévola añoranza.


Soy, esa herida abierta, humillada.


Ahora que la noche me tienta,
ni la esperanza, modela la pobreza de mis sueños,
jamás podré desprenderme de estos patéticos versos
fríos y lejanos, sin más fruto que el silencio.


Detrás de mi verde mirada triste
hay tantas sombras, tantas soledades
que mi corazón late secretamente
en la profundidad de la vida
expuesta a los carroñeros mordiscos
a esos recuerdos perseguidas por la calamidad
que debieron contener todo el horizonte,
no deshacerse, en las sombras del dolor,
ni olvidar su primogénita inocencia,
solo me queda el rastro pervertido de un sueño
que se alimenta de brumas
y acaso algún fulgor dormido
que encendiera alguna ilusión pasajera.

XIII

Escribo desde este margen hondo y doliente,
sin versos, ni esperanza, desde la soledad,
desde este margen donde apenas percibo
la amordazada luz lejana
ni el grato sabor de un recuerdo,
podría plasmar tantos bonitos contextos
tantas maravillosas palabras, embellecerlas,
pero me siento envenenado, mancillado,
arañando mis oscuras entrañas
con mis dedos embrutecidos, en carne viva.


Soy lo prohibido, lo tenebroso,
la maloliente herida abierta
que socava vuestras conciencias
y aguijonea vuestro inútil remordimiento.


Desde este margen mido la distancia exacta
de vuestras atroces pesadillas
que me reconocen entre la muchedumbre,
coagulan mi sangre con sus huellas tenebrosas.


Voces arcaicas olvidadas
acechan como alimañas sobre vuestros sueños
retumban con la fetidez de vuestro olvido,
se que su frialdad rezuma la infección del tormento
y trae huracanes que borran
las sendas que conducen al sosiego,
desde este margen, vivo,
desterrado a lo más remoto de la resignación.



XIV

En este confuso oleaje en el que deambulo
laten mis acrobáticos sueños
entre la espuma, la resaca
y los neblinosos rumores tántricos
que recorren los silenciosos atrios del alma.


Así está, mi vida zarandeándose
en esta inmensidad de enigmas
que navegan en el abismo de mi interior
en el caos de unos versos oxidados
llenos de salitre y arena
que palpitan moribundos entre olas
huérfanos de cariño y rima.


Ahí están mis huellas de cada día
borradas por salvajes marejadas.


Saberse voz salada,
soplo marino,
crecer, siendo enredadera fluvial,
saberse,
leve brisa llena de ternura.



XV

Al tercer mundo y los desheredados


Nunca comprendimos el impacto de nuestras acciones
ni los orgullos mancillados entre los moribundos del hambre
entre esas bocas incendiadas delusiones,
bastaban nuestros lluviosos sentimientos
desmenuzados en vagas promesas
quebrando el tiempo en nuestras manos,
nos creíamos a salvo y el dolor no nos reconocía
no sentíamos el daño que íbamos sembrando.


Trazábamos en nuestro recóndito interior
la crueldad de una delicadísima mentira
y fabricamos un firmamento de autoengaños
para autoafirmarnos, creyendo que conciliaríamos el sueño,
pero olvidábamos el significado del grito
el que contiene el pavor del olvido
el que nos acusa de insolidarios.


Con los años descubrimos los fantasmas de la soledad
la frialdad con que todas nuestras acciones
cubrieron de musgo nuestra piel
y sentimos la herida brutal de la materia,
ese vertiginoso vacío que nos corroe
y desangra lágrimas de autocompasión.


Despreciábamos la voraz tragedia humana
izábamos murallas a nuestro alrededor
creyendo sentirnos a salvo
sin entender nuestro egoísmo depredador
que destruía los amaneceres de los desheredados.

Me aprisionan esas voces olvidadas
esos moribundos lamentos que se acaban oxidando
esas palabras que pervierten mi memoria.


Comprendo de qué manera sufro el destino en mí mismo
camino solo y soy una frágil imperfección
una huella extraviada.


Siento ese frío humano adormecerme
sabe cuánto dolor desprendo,
el sucio desamparo
con que mancillamos a los necesitados
a los desheredados del bienestar.


Por mi rostro surca la amarga vergüenza
el dolor de mi carne sucia, que me huele.

¡Cómo miraros a los ojos
si os dejamos sin firmamento!


XVI

He sentido vuestra mirada devorada, consumida,
midiendo la nada con palmos de palabras vacías,
vuestros labios marchitos surcan el miedo
la fragorosa desnudez de vuestro interior
y nada, nada hay bajo vuestra espantosa piel,
sólo, la superficialidad mas clamorosa
la mirada hueca llena de engreimiento
arrastrando vuestra atónita miseria
vuestro enloquecido y voraz consumismo,
autómatas esculpidos de transparencias,
multitud teledirigida por batutas en la distancia.


La humildad no habita en vuestros corazones
enturbiados por vientos que desconocen la compasión,
nunca os sumergisteis en la vastedad hermética
en la implacable quietud de vuestro ser
seguro que no os encontraréis dentro,
en el remanso salvaje donde brota la sangre
y enturbia las voces de neblinosos silencios
ni siquiera sentisteis tantos cuerpos abandonados
a la desnudez del hambre y a gritos ciegos
clamando sobre vuestra indeferencia,
navegáis en la más absoluta sordera
en escaparates y expositores de carroña
maniquíes cultivadores de la imagen banal,
vuestra quietud demoledora huele a moho,
ni siquiera sentisteis el peso de vuestra conciencia
ni la profundidad desastrosa de vuestros desprecios,
el orgullo ensombrece vuestra fatídica mirada
que se pierde poco a poco en el fragor del vacío.


Cómo deciros que vamos siendo en los demás
que somos una realidad brutal, que siente,
que somos la lógica imperfección del barro
donde nuestros cuerpos sienten el alma huérfana,
donde nuestra pobreza sin quererlo
riega el territorio del miedo que nos vence
del sueño atroz con que nos desvelamos,
esta sensibilidad que duele, que grita demacrada
que va trazando espesos surcos
por los que circulan mis pies vagabundos
buscando el preciso amanecer
en los ojos de una tierna mirada.


XVII

Cedí ante el más hondo fracaso,
roía la poca razón que afloraba por mis labios,
supe del amargo sabor de la derrota
me atreví a recorrerla vencido, exhausto,
mi vida sangró a borbotones
en un cerco de impávida desesperación
pendiendo del miedo a no reconocerme
al final mis versos temblaban en silencio
comprendían el significado de lo irremediable
y fui dejando mis huellas profundas, manchadas
entre una nevada nostalgia de sombras,


¿cómo duele el amor?


Soy mi propio prisionero más mordaz
el sueño estremecido que vaga en las calles
la ternura olvidada bajo el manto del llanto,
mi vida vaga devorada con la turbulencia
y la amargura de un incendio tórrido
mi pobre corazón apenas late
destruidas las emociones, la magia,
me queda un puñado de plegarias
con las que esbozar una ilusión, un sueño,
una pincelada azul celeste
en la cruel desnudez de esta malsana realidad.



XVIII ( Al final )



Mis días andan tensos, demacrados,
desvelados, mientras el tiempo me va devorando,
con el dolor depositado en mis labios,
la vida se escapa en un torrente vertiginoso
en la nostalgia inútil de unos recuerdos
a los que nos rendimos inútilmente
y pagamos un arduo peaje injustificado,


de nada sirve un paraíso imaginario
si la esperanza se va desangrando
en el amanecer roto de un sueño de cristal,


si en mis labios no germina la semilla estéril
con la que desbrozar palabras de agreste métrica.


La vida se va apagando en este mortecino silencio
en la enfebrecida ponzoña que nos desgarra
y nos entrega al invierno más crudo y frío del olvido,
mientras el reloj va desolando segundo a segundo
los fatigados recuerdos de la memoria
y al final desnudos,

solos


bajo dos palmos de tierra yerma.